MI CAYADO
MI CAYADO
Tal vez,
en un esfuerzo por distanciarme
de la rasa inclinación de las sombras
podria perderme en una sóla huella
trazada en el mismo centro del círculo
que me encierra cual laberinto de seda,
donde retener un aliento fuera
golpe de timón al tiempo.
o tal vez intentaría
un destierro voluntario
a la belleza muda,
sin nombre y sin fecha,
donde el mútuo consuelo fuera
perenne en una losa inerte.
O quizás podría hacer espirales
con un hormiguero de palabras
que mueren solas al instante,
apresar una caricia furtiva en la piel
que tornara el pasado al presente.
Podría ser la roca viva
en el agua de tus sentidos
que calmara tu sed con una sola piedra,
y hacer un trono en tu garganta
donde zurcir costuras ajenas,
al estilo de las grandes hilanderas.
Y en un postrero intento,
podría ser el viento en rosa,
coser con brújulas los horizontes perdidos,
y ser aguja de vía
que cambiara el destino
donde nuestro tiempo muere
mientras adelantan los demás relojes.
Quizás así lograría que tus pies
pararan a un paso de los mios,
a la misma altura, en el mismo suelo.
Más lejos de esa locura ajena a mi ser,
prefiero que me mires sin verme,
con los ojos callados y distantes
acostumbrados a las cosas cotidianas,
ser invisible en la inocencia cansada.
yo soy el rastro de la azada
que camina inclinado a la mañana,
con paso firme y llano
apoyado en el cayado de mi verbo.
A veces me paro para admirarte
como se admira a un altivo monte,
mientras formo montoncitos de piedras
pues así son de sencillas mis palabras:
Para que tú me entiendas,
para que yo no me pierda
y quizás algún día pueda alcanzarte.
Miguel Ángel W. Mawey ®
9 de Julio 2005
Tal vez,
en un esfuerzo por distanciarme
de la rasa inclinación de las sombras
podria perderme en una sóla huella
trazada en el mismo centro del círculo
que me encierra cual laberinto de seda,
donde retener un aliento fuera
golpe de timón al tiempo.
o tal vez intentaría
un destierro voluntario
a la belleza muda,
sin nombre y sin fecha,
donde el mútuo consuelo fuera
perenne en una losa inerte.
O quizás podría hacer espirales
con un hormiguero de palabras
que mueren solas al instante,
apresar una caricia furtiva en la piel
que tornara el pasado al presente.
Podría ser la roca viva
en el agua de tus sentidos
que calmara tu sed con una sola piedra,
y hacer un trono en tu garganta
donde zurcir costuras ajenas,
al estilo de las grandes hilanderas.
Y en un postrero intento,
podría ser el viento en rosa,
coser con brújulas los horizontes perdidos,
y ser aguja de vía
que cambiara el destino
donde nuestro tiempo muere
mientras adelantan los demás relojes.
Quizás así lograría que tus pies
pararan a un paso de los mios,
a la misma altura, en el mismo suelo.
Más lejos de esa locura ajena a mi ser,
prefiero que me mires sin verme,
con los ojos callados y distantes
acostumbrados a las cosas cotidianas,
ser invisible en la inocencia cansada.
yo soy el rastro de la azada
que camina inclinado a la mañana,
con paso firme y llano
apoyado en el cayado de mi verbo.
A veces me paro para admirarte
como se admira a un altivo monte,
mientras formo montoncitos de piedras
pues así son de sencillas mis palabras:
Para que tú me entiendas,
para que yo no me pierda
y quizás algún día pueda alcanzarte.
Miguel Ángel W. Mawey ®
9 de Julio 2005
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